Reto 2 Buenas prácticas contra la discriminación en los museos
Soy conservadora de museos e historiadora del arte y, al leer el enunciado de este segundo reto del curso, lo primero que se me ha venido a la mente son las preguntas: ¿qué ha hecho en los últimos años el museo frente a la discriminación y la desigualdad? ¿Ha reaccionado frente a estas en general o solo se ha pronunciado en relación a algunas de sus variantes? ¿Cuáles y por qué? ¿Hay buenas prácticas desarrolladas por los museos públicos españoles contra la discriminación?
El museo como institución cultural responde a la cultura y la sociedad en la que cada uno se desarrolla, dentro de la política, la ética, la moral, etc. de cada momento. Cuando se fundó el Museo del Prado en 1819 se anunció que todo el mundo era bien recibido siempre que estuviese debidamente vestido y calzado, lo cual es una forma de discriminación relacionada con la aporofobia, pero en aquellos años este concepto simplemente no existía y el rechazo a las personas de menor poder adquisitivo era una realidad totalmente aceptada. ¿Y ahora? Esta condición para acceder al Museo del Prado ha desaparecido, pero los estudios de público indican que el porcentaje de visitantes depende significativamente de su poder adquisitivo y de su nivel de formación y no solo en ese museo, sino de forma generalizada en todas estas instituciones y otras de carácter cultural. Sigue existiendo una barrera y creo que en este caso poco se está haciendo para derribarla.
En cambio, sí que hay otras discriminaciones en las que el museo ha tomado un papel activo, discriminaciones cuya denuncia está más asentada y que han sido más rotundamente condenadas por la política y la sociedad. Por ejemplo, ya en 2017 con motivo del Día Internacional del Orgullo se llevaron a cabo una serie de conferencias, actos, exposiciones temporales, etc. que visibilizaban el colectivo LGTBIQ+ en los museos.
Otro ejemplo es todo el proceso de investigación y estudio que se está haciendo para la relectura de las colecciones museísticas y la presencia o ausencia de las mujeres como creadoras. Las políticas museísticas actuales en la adquisición de obras o en los discursos expositivos manifiestan cómo el museo se ha dado cuenta de la discriminación que han sufrido a lo largo de siglos y está, aunque despacio y con ciertas dificultades, intentando revertir la situación: exposiciones como las dedicadas a Clara Peeters, Sofonisba Anguisola, Artemisia Gentileschi, etc. o proyectos como “Patrimonio en femenino” (https://www.culturaydeporte.gob.es/cultura/areas/museos/mc/ceres/catalogos/catalogos-tematicos/patrimoniofemenino/patrimoniofemenino/acceso-a-la-exposicion.html) del Ministerio de Cultura y Deporte buscan reconocer el valor artístico de unas pintoras que hasta ahora eran desconocidas para el gran público, mientras muchas de sus obras habían sido atribuidas a artistas hombres por los especialistas.
El museo también ha dado un vuelco al capacitismo. Muchos edificios destinados a albergar museos son edificios históricos en los que no había ascensores y rampas de acceso y la política actual de todos los ministerios y las consejerías de las que dependen los museos en nuestro país es la de cumplir unos requisitos mínimos de accesibilidad, ahora es algo básico. También se ha intentado acercar a aquellos con discapacidad visual que –debido al carácter de las colecciones y a la necesidad de conservarlas que conlleva que solo puedan contemplarse– constituyen uno de los colectivos con más problemas de acceso al contenido de los museos. Hace unos años se crearon los “manipulables” objetos que reproducen las obras de arte, los objetos arqueológicos, etc. para que puedan ser tocados y reconocidos mediante el tacto –por ejemplo en el Museo Arqueológico Nacional o la exposición “Hoy toca el Prado” del Museo del Prado de nuevo (https://www.museodelprado.es/recurso/hoy-toca-el-prado/136d1156-7fe8-152e-6352-a1daadfa9af2)– y se desarrollan por ejemplo numerosas explicaciones auditivas en visitas guiadas, audioguías y proyecciones que ayudan a transmitir oralmente las explicaciones. Aquellos que tienen una diversidad mental diferente también tienen que tener cabida en el museo y desde hace años se viene estudiando la “lectura fácil” como una forma de redactar paneles explicativos, cartelas y folletos que permitan acceder fácilmente a los contenidos, crear actividades y visitas mediadas para adaptarlos, etc.
Según los estudios de público desarrollados por el Laboratorio Permanente de Público de Museos o la Encuesta de Hábitos y prácticas culturales en España existe un aumento de visitas y participaciones de estos colectivos en los museos de nuestro país, cada vez son más las instituciones que se suman a estos cambios y cada vez son más las personas que se benefician de los mismos.
Estos son algunos de los puntos fuertes de la política de inclusión en los museos, pero aún les queda un largo camino por recorrer. Aunque se hayan revisado textos, discursos expositivos, etc. para erradicar la xenofobia y el racismo y se hayan creado proyectos como “Museos+Sociales” o “Migrar es Cultura” (https://www.culturaydeporte.gob.es/cultura/museos/destacados/anteriores/2012/proyecto-web-migrar-es-cultura.html) del Ministerio de Cultura y Deporte, es un tema de absoluta actualidad nacional e internacional las muchas reclamaciones de diversos países que quieren que los museos nutridos por las políticas colonialistas de antaño les devuelvan unas piezas de su cultura que para ellos representan su identidad. Sigue habiendo una barrera cultural entre una institución que tradicionalmente se ha asociado a las élites socioculturales y varios sectores de la población que consideran que no tienen cabida en ella o que realmente no se sienten identificados con los museos y es este punto en el que más se debe trabajar, abriendo el museo para que sea accesible y atractivo para todos. En mi opinión, la educación de niños, jóvenes y adultos es fundamental en este sentido.
El museo es una institución viva que se desarrolla en el presente y tiene un papel activo en el futuro, pero el museo es una institución que conserva un pasado con, por desgracia, un alto índice de discriminación. Esta problemática hace que el museo sea un recordatorio de la desigualdad pasada, un escenario de actuación contra ella en la actualidad y una apuesta por futuros cambio en la sociedad y la cultura.
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